
Castillo de la Mola




El castillo de la Mola, con su inconfundible torre triangular, es testigo de una época de enfrentamientos y asentamientos musulmanes, que marcaron el destino de este rincón del sureste español proclamaba el ilustre Emilio Castelar en 1928.
​El Castillo de la Mola, declarado Bien de Interés Cultural desde 1931, es un valioso enclave histórico ubicado en un cerro con vistas sobre el valle del Vinalopó. Situado a 3km del núcleo urbano, en un principio abarcaba toda la cima del monte y posteriormente fue reducida a los límites que conocemos en la actualidad.



Tras la conquista cristiana en 1242, Castillo de la Mola y Novelda se convirtieron en propiedades reales, jugando un papel esencial en la defensa medieval.
Los orígenes del Castillo de la Mola se remontan a un asentamiento de la Edad del Bronce que se localizaba en la ladera sur y es posible que los romanos fueran los primeros en levantar atalayas en este estratégico punto, aunque fueron los árabes quienes construyeron la alcazaba, de la cual aún quedan vestigios.
Dentro de sus murallas, la silueta de la Torre Triangular se erige imponente en el paisaje de Novelda, conectando el pasado islámico con el presente cultural de la región, que conjunto los vestigios de sus murallas, ofrecen una visión detallada de la vida en su interior.
Un momento clave en la historia del castillo se dio en el siglo XIV, durante la firma del Pacto de Elche en 1305, marcó un momento crucial en la historia del castillo, ya que junto con sus alrededores se unió a la Corona Aragonesa y se convirtió en parte del Reino de Valencia. En este nuevo contexto, la fortaleza fue donada a Doña Blanca de Anjou, esposa de Jaime II, Rey de Aragón. Reconociendo el deterioro de sus muros, Doña Blanca ordenó su reconstrucción. AsÃ, durante el siglo XIV, el recinto fortificado sufrió diversas reformas significativas, destacando la imponente torre triangular de 17 metros de altura. Las diferentes campañas de excavaciones llevadas a cabo en el recinto han revelado una variedad de estancias domésticas, que incluyen aljibes, una cocina con alacenas y bancos corridos, un espacio para el almacenamiento de alimentos, una sala de banquetes y un molino, entre otras dependencias. Estos hallazgos han permitido a los historiadores conocer mejor los aspectos de la vida cotidiana de sus moradores a lo largo de diferentes etapas históricas, todos ellos documentados y expuestos en el Museo Histórico ArtÃstico de Novelda.